Manga

Historia de una Geisha

de Kazuo Kamimura

Historia de una geisha

A finales de los sesenta y principio de los setenta, el manga era un terreno donde los personajes femeninos fuertes parecían relegados solo a las autoras de la nueva ola del Shojo.

Moto Hagio y Keiko Takemiya (Junto con las demás artistas del llamado Grupo del 24), supusieron una importante renovación dentro del campo de la historieta japonesa para chicas.

Pocos autores por fuera de ese grupo sabían representar el rol de la mujer de una forma que no fuera la de una damiselas en apuros o en roles secundarios (en su mayoría románticos).

Menos los había en el terreno del Gekiga (manga para adultos). Sobre todo ante el boom de obras de época, donde entre los samuráis y ninjas, había muy poco espacio para sacar las chicas de ese rol de sumisión casi absoluta.

Sin embargo, hubo un autor que se separó bastante de la mayoría de los alumnos de Yoshihiro Tatsumi, y llevó a construir una imagen de sexo opuesto mucho más compleja y profunda, lejos de cualquier lugar de victimización facilista: Kazuo Kamimura.

Este autor, oriundo de Yokosuba, se lo tiende a asociar al Chanbara (Manga de samuráis), por su obra más celebre: Lady Snowblood (Shurayukihime). Una epopeya de venganza que terminó popularizada por la adaptación cinematográfica de Toshiya Fujita, en 1973.

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A mediados del nuevo milenio y con el boom de la edición de autores como Yoshihiro Tatsumi y Jiro Taniguchi (ayudante de Kazuo en sus años de formación) recién se pudo ver ediciones en idiomas legibles por este lado del charco de esa icónica obra.

Lamentablemente, no se tuvo más noticias de mangas de Kazuo Kamimura en español e ingles hasta que en 2015, el sello español ECC , emprendió la tarea de rescatar manga clásico de los setenta. “Historia de una Geisha” (Izeru - Itezuru ) es la primera obra de una tanda de ediciones que se puso al hombro la editorial (La otra obra es El Club del Divorcio)

Publicado originalmente por la editorial Shongakukan a principio de los 70, Historia de una geisha nos relata el mundo de la prostitución japonesa durante la década de los treinta.

La obra cubre alrededor de diez años en la vida de Tsuru, una niña que es vendida a una okiya (burdel) y convertida en Shikomikko (Una cruza entre secretaria y aprendiz de geisha).

A lo largo de los capítulos, que se dividen en diferentes historias autoconclusivas, veremos su transición de la niñez a la adultez, convirtiéndose en una de las figuras más relevantes del barrio del placer. El nombre de la protagonista significa “grulla” y tendrá gran peso en varias de las historias.

A lo largo del libro, veremos relatos de índole dramático, donde las tragedias de ese mundo y conflictos producto del Japón de esos años serán evidentes.

En ese sentido, es notable que Kamimura no utiliza a los personajes para juzgar los valores del pasado de un país que seguía a rajatabla el legado del período feudal, sino que pone en pie los males que dichas tradiciones disparan en un Japón convulsionado.

Tsuru no es representada como víctima, sino como una chica fuerte que busca sobrevivir en un terreno hostil, donde la guerra y las injusticias aún en la lejanía impactan en las necesidades más básicas.

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El guión

Kazuo Kamimura tiene una forma muy sutil a la hora de narrar. No hay abuso de textos sobre cuestiones protocolares o de época. Se mencionan parte para dar contexto, pero el autor no se excede con la información que nos presenta sobre el periodo.

Por supuesto, adolece de algunos de los lugares comunes de la historieta japonesa de la época. Al ser una obra episódica, se tiende muchas veces a repetir conceptos ya sabidos.

La forma en que está planteada la narrativa remite más a las obras más convencionales de Yoshiharu Tsuge, donde la acción está en su mayoría desenfatizada (son contados los momentos de acción) y el relato está más al servicio de crear climax que de ser impactantes. En ese sentido, muchos episodios derivan en finales con un grado de poesía impecable.

La puesta de página es sumamente convencional: con un máximo de 5 a 7 viñetas. Aun así, permiten una lectura rápida y fácil de digerir.

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El arte

El apartado gráfico es un punto sumamente destacable. Kamimura está entre ese punto entre el realismo de autores de Ryuichi Ikegami y el legado de Osamu Tezuka, que aún pegaba fuerte en los autores de los setenta.

Es destacable que el autor sepa construir diseños sumamente diferenciables, aunque en el caso de las geishas, es cuestionable su poco trabajo a la hora de darles un aspecto distintivo en varios casos.

Indudablemente, en los momentos donde el autor dispara su imaginación o tiene viñetas más grandes, suele desplegar un trabajo simple, pero sumamente elegante.

Conclusión

A más de 30 años de su muerte, es reconfortante saber que por fin, Kamimura está recibiendo el reconocimiento que merece por esta parte del globo.

“Historia de una geisha” es un libro sumamente recomendable. El nivel de las historias podrá variar, pero es una lectura fuerte, de un autor que no solo estudió uno de los períodos más turbulentos de esa isla remota del pacifico, sino que trajo poésia, y algo más que epopeyas de héroes idílicos. Porque en el barrio de las flores, la vida no es más sabrosa.

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Escrito por:
Mariano Lastiri
Mariano Lastiri
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