Cuarto parte de esta larga serie de notas y primera parada en una encrucijada de caminos. Dejamos atrás las Doce Casas (que recuerdo para el que no leyó aquella nota, es quizás el punto más alto de todas las historias en el universo de Saint Seiya). Estamos en el epílogo de lo que Masami Kurumada llamó el final de su Capítulo Uno. Y ahora hay que subir la apuesta, cambiar el panorama e ir a por más... ¿O no?
Parece que las cosas se va a complicar. La Saga de Asgard no es una saga sino que son varias. Por un lado vamos a ver que pasa en el manga, donde encuentra su mínima expresión y, por otro, nos meteremos con el animé y sus dos encarnaciones, en modo OVA y en modo nueva temporada de la serie. Pero vasta de introducción y vamos a viajar al frío norte, a las tierras míticas donde residen los dioses nórdicos. Viajemos a las tierras de Asgard.
Antes, para aquellos que recién se meten en esto, les dejo primero las anteriores partes de esta serie:
- Saint Seiya - Parte 1: La Saga del Torneo Galáctico
- Saint Seiya - Parte 2: La Saga de los Santos de Plata
- Saint Seiya - Parte 3: La Saga de las Doce Casas
Natassia, la del país de los hielos o la historia del Cisne
En el manga, tras el final de la Saga del Santuario, luego de la derrota del Patriarca y el reconocimiento de Saori como Athena, nos encontramos con un nuevo capítulo que funciona a modo de transición, titulado "Historia del Cisne: Natassia, la del país de los hielos". Se trata de un capítulo especial que salió fuera de la serialización en Shūkan Shōnen Jump #13 de 1988. Posteriormente fue recopilado dentro del tomo 13 de la edición tankobon del manga de Saint Seiya. Sobre la historia, arranca sin hacer ninguna mención a lo ocurrido previamente: Hyoga está sólo en Siberia, encontrándose repentinamente con un grupo de caballeros que se hacen llamar los Blue Warriors, de los que nunca habíamos oído antes. Es derrotado y llevado a Blue Grad como prisionero, donde conoce a Natassia, la hermana de Alexer, el líder de los Blue Warriors. Ambos son hijos de Pyotol, el gobernante local. Alexer quiere llevar al pueblo a vivir a zonas donde llega la luz del sol.
El enfrentamiento en solitario entre Hyoga y Alexer es el punto central de esta historia, que no tiene mucho más desarrollo y, aunque lo intenta, no profundiza en el personaje caballero del Cisne, dejándonos solo un momento donde recuerda que su madre se llama igual que Natassia, la doncella en apuros de este episodio. Y esto es todo. No hay mucho más desarrollo, no hay consecuencias, no hay conexiones ni hacia atrás ni hacia adelante de esta trama, ni siquiera hay grandes diseños de personajes y armaduras que hagan destacar la historia. Los Blue Warriors no tienen explicación ni desarrollo. Ni siquiera tienen nombres más allá del de su líder. Posteriormente Kurumada querrá darles un origen en su texto "El Hipermito" para entramarlos en la cosmología de Saint Seiya, donde los conecta muy someramente al Santuario y a Poseidón.
Fuera de la obra de Kurumada tienen una aparición en el manga de The Lost Canvas y en la novela Gigantomachia. La "historia del Cisne" pasa a ser una pequeña nota al margen que quedará guardada en el tomo 13 del tankobon. La única razón dentro de la historia que nos permite ubicarla cronológicamente luego de la Saga del Santuario es por ver a Hyoga usando la Ejecución Aurora que aprendió en su batalla con Camus. La principal función de este capítulo es la de rellenar antes del comienzo del siguiente arco. Y nada más. No quiero extenderme demasiado en esto porque la verdad no lo merece. Por suerte, otros artistas lograron sacarle agua a las piedras y ofrecernos productos verdaderamente interesantes inspirados en estas páginas.

Saint Seiya y La Batalla de los Dioses
En 1988 sale el segundo OVA llamado en Japón Seinto Seiya Kamigami no Atsuki Tatakai. En español fue llamado "La Batalla de los Dioses" (o sus variantes agregando "ardiente" o "gran" a la batalla, para que sepamos que, como siempre, era un enfrentamiento muy importante). La base de la historia es tomada íntegramente del capítulo especial que acabamos de mencionar. Tenemos a los tres personajes principales, sumados a Hyoga, que funcionan como diseños conceptuales para los protagonistas de esta película. Pyotol da lugar a Derbal, mientras que Alexer y Natassia se transforman en Frey y Freya, respectivamente. La Batalla de los Dioses transforma muy acertadamente Blue Grad en Asgard, trayendo toda la mitología nórdica a la ensalada teológica que ya venía siendo Saint Seiya. Anteriormente habíamos tenido condimentos budistas, hinduístas y cristianos metidos en un gran plato de mitología griega. Con esta historia agregamos los relatos de Odín, Thor y compañía. La idea del hipermito que junta todos los mitos, el cual años después expresaría Masami Kurumada, se percibe acá por primera vez. Vamos un poco a ver sobre que trata.
Al igual que en el capítulo previamente mencionado, arrancamos con Hyoga en solitario en Siberia donde un hombre le pide ayuda por algo que está sucediendo en Asgard. Hyoga desaparece y luego tenemos al resto de los caballeros de bronce junto a Saori viajando al norte para investigar lo ocurrido. Saori conoce a Derbal, representante de Odín en la Tierra y gobernante de Asgard, a los God Warriors (o Dioses Guerreros en español, aunque no reciben este nombre durante la película). También se hacen presentes los hermanos Frey y Freya, cuyo rol en Asgard nunca queda muy claro. El resto, lo esperable. Enfrentamientos entre cada uno de los caballeros con los dioses guerreros, Shiryu perdiendo la vista, Ikki apareciendo para salvarle las papas a Shun y Seiya enfrentándose al adversario final antes de salvar a Saori con la armadura dorada de Sagitario. Pese a esta fórmula que se repite de forma recurrente y que será el principal problema narrativo de los OVAs de Saint Seiya, tenemos dos puntos interesantes a destacar. Primero, el papel de Hyoga. El caballero del Cisne desaparecido en el comienzo de la película se revela como Midgard, uno de los dioses guerreros que sufrió un lavado de cerebro por parte de Derbal, y se enfrenta a Shiryu. Es el primer enfrentamiento entre dos de los santos de bronce desde la saga del torneo galáctico, suceso que no volverá a ocurrir en Saint Seiya. En segundo lugar tenemos a Frey siendo el verdadero salvador de Athena, al destruir la estatua de Odín en el palacio de Valhalla para liberarla. Por única vez en los cuatro OVAs, no es Seiya quién resulta el salvador.
Más allá de la historia en sí, La Batalla de los Dioses destaca por sus escenarios, diseños y, en especial, por la música. Aprovechando las ventajas que tienen las producciones para video por sobre la animación para televisión, para este producto la música elegida es superlativa. Tenemos tonos de óperas, instrumentos clásicos y alguna oportuna reminiscencia a la Cabalgata de las Valquirias de Wagner (como en todo el mundo de Saint Seiya, la música es de Seiji Yokoyama). Los diseños de armaduras siguen siendo del genio de Shingo Araki, sumando a los diseños de personaje de Kurumada. Y para los escenarios vemos inmensas planicies heladas y castillos nevados en una tierra oscura, una mezcla más medieval que en productos anteriores de la franquicia. Tan buenos son los escenarios diseñados que serán "reutilizados" en el animé. Esta historia no tiene una ubicación cronológica que permita establecerla en el canon del animé, ya que se contradice en muchos puntos. Algunos fans la han calzado con forceps en algún momentro entre la Saga del Santuario y la de Asgard (la que comentaremos más adelante), como una especie de precuela a la segunda temporada de la serie. En Argentina conocimos este OVA a partir de su venta en kioskos, donde llegó antes que La Reencarnación de Elis, dando la falsa idea de tratarse del primer OVA en lugar del segundo.

La "adaptación" al animé
Como ya mencionamos, la saga de Asgard del manga no transcurre en Asgard y se limita a unas muy pocas páginas. ¿Cómo ofrecer entonces una adaptación de ésto al animé? No dudo que la gente detrás de lo que (para ese momento) era un boom entre los fans quisieran capitalizar cada cosa que saliera de la cabeza de Kurumada de alguna forma. Probablemente el OVA del que hablamos recién fue la conclusión más lógica para adaptar aquella historia. Pero había otro problema: la serie ya estaba alcanzando al manga, incluso después del vasto relleno que fue metiendo Toei Animation inventando caballeros para todos los gustos. ¿Cómo seguir sacando capítulos sin adelantarse a lo que planeaba Kurumada para su historia? ¡Con más relleno! Y esta vez, sin ningún reparo, metiendo toda una saga entera. Si el Caballero del Fuego o Dócrates eran como ravioles de verdura, lo que viene fue el equivalente a varios canelones de ricota. Por suerte, la Saga de Asgard es probablemente el mejor relleno que pudo haberse sacado Toei de la manga. Reutilizando numerosos diseños creados para los dos productos que mencionamos antes (entre otros), la Saga de Asgard se transformó en un gran producto con muchísima carga dramática y grandes personajes. En términos generales es menos pretenciosa que su antecesora y su sucesora, pero presenta mucho mejor desarrollo de personajes que la subsecuente Saga de Poseidón. En total este arco se desarrolla durante 26 episodios, sólo siete menos que las Doce Casas. Tenemos nuevos diseños para los santos de bronce, muchísimos más estilizados de los que veníamos acostumbrados, y adaptando en gran medida los diseños de armaduras que el autor usó para la saga previa.
¿Con qué nos encontramos? Primero, la Saga de Asgard en el animé no tiene una estructura estrictamente lineal como las Doce Casas. En el comienzo se arma de la misma manera que la Saga de Poseidón, copiando muchísimos detalles de ésta, que ya estaba arrancando en su versión manga. El comienzo de la misma es casi calcado, con un Dios Guerrero derrotando a un santo dorado (el que cae es Aldebarán de Tauro en ambas) y un viaje de los caballeros hacia las tierras heladas cercanas al polo. Luego, siete enemigos a derrotar como paso previo para vencer al villano en cuestión, en este caso la gobernante de estas tierras, Hilda de Polaris. Y sí, ambas incluyen la realización de tareas necesarias para lograr el objetivo, como ocurrirá con todas las historias de este universo. Sí, también el objetivo final es salvar a Saori, como paso previo para salvar al planeta del avance de un dios enemigo, como ocurrirá en todas las historias de este universo. Y sí, los adversarios serán cada vez más poderosos, como... bueno, casi siempre. Lo interesante de esta saga es como se nos presentan a los contrincantes. Todos los dioses guerreros de Asgard tienen su propio trasfondo personal, sus justificaciones y sus anhelos. Hay un trabajo importante en la creación de historias para cada uno de estos personajes, y sus vínculos con Hilda y las tierras de Asgard. Tenemos desde el soldado enamorado en Thor y Hagen, al huérfano en Fenrir, el déspota en Alberich, los hermanos en conflicto con Syd y Bud, el traumado por su padre en Mime y el noble que se sacrifica hasta el final en Siegfried. Como verán, muchas semejanzas con lo que eran los caballeros dorados, aunque con mayor abuso del recurso del flashback. Y como les dije, la linealidad de la historia se empieza a romper a medida que avanzamos, sobre todo luego de las primeras tres batallas. Los encuentros con Mime y Alberich empiezan a escaparse de ese relato (sobre todo con el segundo), para terminar de salirse cuando pasamos por el enfrentamiento entre Syd, Bud, y los santos de bronce. Cuando llegamos a la posta final, la batalla entre Siegfried y Seiya, volvemos al origen, con la aparición de Sorrento, un general de Poseidón, y la revelación del verdadero villano orquestando toda la trama (en otra copia a lo ocurrido durante las doce casas, aunque menos anunciado en este caso).
La saga de Asgard en el animé tiene tanta carga emotiva para todos los personajes que el drama deja en segundo lugar al shonen de peleas. Los papeles que toman los personajes secundarios a medida que se va acercando el desenlace también juegan a favor de la trama, sin tener un exceso de figuritas desubicadas como pasaba con los Jaki, los discípulos de Shaka, Tatsumi o con los otros caballeros de bronce en las Doce Casas. Personajes como Flare, Hilda, Siegfried en su momento final, Alberich, Bud y hasta el padre de Mime tienen su razón de estar. Quizás sus puntos más flojos aparecen cuando muchos elementos del relato se rompen o quedan soslayados al avanzar al siguiente arco casi sin interrupciones, ya que a Kurumada le importaba poco y nada lo que hacía Toei mientras continuaba con su propia historia. Pero como historia autocontenida Asgard funciona muy bien y cumple por todos lados.

Es para destacar por sobre todo la evolución que tienen estos tres paquetes. Considerémoslo de la siguiente manera:
- El capítulo especial del manga, la historia del Cisne, es la idea inicial de Kurumada y el material de origen
- El OVA La Batalla de los Dioses es el primer resultado que da Toei sobre esa materia primigenia como primer ensayo, y
- La Saga de Asgard del animé es el producto depurado y acabado, ya pasado por el control de calidad. Si lo pensamos así, podemos quedarnos con el último paso como la Saga de Asgard definitiva y haríamos bien. El único otro arco que tiene tantas versiones en Saint Seiya es la Saga de Hades, con resultados muy dispares, pero quizás por otras razones. En este caso, la progresión es casi lineal y funciona. Quien reniega de todo esto es el propio Kurumada, que nunca le dio un lugar importante a la saga de Asgard por considerar todo lo hecho por Toei fuera de su canon (e incluso podría considerarse, a partir de algunos detalles incluidos en la Saga de Poseidón que el autor intentó borrar esta saga a propósito). Por suerte, la misma Toei le tomó cariño a todo el mundo asgardiano y ambientó su gran comercial de juguetes de 13 capítulos llamado Soul of Gold en este mismo universo. Y sin contradecir la continuidad del animé (pero ya hablaremos de esto en su momento, algún día).
Álbumes de figuritas de Saint Seiya en Argentina
Como en los capítulos anteriores, esta parte viene como contenido extra. Aprovecho esta oportunidad para meterme con otro de los productos de merchandising más importantes que tuvo Saint Seiya en Argentina, por detrás de los muñecos de Bandai: los álbumes de figuritas.
A comienzos de la segunda mitad de los '90, ya no existe Cromy y su lugar en el país fue ocupado por la editorial italiana Panini, quién venía desbancando a todas sus posibles competidoras. El boom de Saint Seiya no se quedó atrás y enseguida nos encontramos en los kioskos con las figuritas de los caballeros por Pan..... Ediciones Navarrete. Sí, un ignoto. Ediciones Navarrete era una editorial peruana que tuvo los derechos para Latinoamérica y era distribuída por Ultra Figus. Navarrete editó tres álbumes seguidos, llamados muy originalmente Caballeros del Zodíaco, Caballeros del Zodíaco 2 y Caballeros del Zodíaco 3. El primero era una compendio de imágenes casi aleatorias, con algunas escenas del primer arco, algunas partes del comienzo de las Doce Casas y un montón de escenas salpicadas de sucesos por venir. La verdad, un quilombo de entender. No era muy fan de los álbumes de figuritas que sólo son un relato de lo que pasa en las series, pero me gustaba que tuvieran un sentido, un poco de coherencia. Los siguientes álbumes presentaban un poco más de sentido. El tercer álbum tenía un agregado muy interesante: en el medio traía para despegar un álbum extra (¡dos por el precio de uno! como decían las publicidades) de la película del momento, el primer largometraje La Leyenda de los Santos Escarlata, que llegó a estrenarse en cines en Argentina.
Hace muy poco tiempo, en 2018, el actual licenciatario Panini sacó un nuevo álbum que se comercializó en algunas comiquerías. Perdón pero me quedé afuera de este atentado nostálgico, no creo disfrutarlo como cuando tenía diez años. De paso un recuerdo, el segundo álbum lo coleccioné junto a un amigo (épocas menemistas de poco presupuesto familiar) y fue muy divertido el durante pero nada divertido el después, como nos enseñaron Los Simpsons.

Puntos altos y bajos de esta saga
Puntos altos
- La mezcla mitológica nórdica-griega. En estos arcos es cuando se trae por primera vez otra mitología, más allá de la mezcla de religiones, y es un gran agregado, un nuevo aire que se encuentra intrincado de forma muy interesante. Los dioses asgardianos pasan a ser un panteón de menor nivel que los griegos, pero funcionan muy bien en conjunto. El mundo nórdico tiene muchos matices y colores que lo vuelven una de las mitologías más interesantes del mundo (como bien lo entendieron Stan Lee y Kirby décadas antes).
- La mezcla nórdica-medieval-alemana. Esto funciona muy bien en la versión animé de este arco. La mitología nórdica se ve alimentada con agregados netamente vikingos, como es de esperar, pero también con unas piscas de la Europa medieval y algunos atisbos germánicos. Quizás no todo sea a propósito, pero quedan muy bien, sobre todo en lo musical. Wagner y el Anillo de los Nibelungos a pleno.
- La música. Encadenado a lo anterior, hay que destacar la música. Ambas versiones animadas destacan en este apartado, y hasta me atrevo a decir que es una de las mejores de toda la franquicia.
- Los diseños de Shingo Araki. ¿Qué más se puede decir de ésto? La sigue rompiendo, como siempre.
- La evolución del producto. A lo largo de estas tres versiones, como dijimos antes, se ve una completa evolución. Si quieren consumirlas todas, recomiendo el orden presentado para disfrutar de esta evolución.
- El desarrollo de personajes. Los God Warriors están muy bien aprovechados y cada uno presenta un muy buen desarrollo. No hay peores y mejores. Todos tienen su propia historia, bien diferenciadas entre sí, con suficiente carga cada una para atraer al público.
- La función de los zafiros de Odín. Si bien estos macguffin a recolectar por los personajes son otro más de los múltiples que riegan todos los productos de Saint Seiya, los zafiros de Odín no revelan su verdadera función hasta el desenlace. Desde el principio sabemos que van a ayudar a vencer a Hilda, pero no se nos revela como hasta el final que desbloquean la armadura de Odín, lo que me parece original, en comparación a todas las ideas de Kurumada.
- Alberich. Este dios guerrero, de la estrella Delta, es el único verdaderamente malvado, pero no resulta unidimensional como antes lo eran Deathmask y Afrodita. Su batalla contra los santos de bronce es la más compleja. Es malo pero con objetivos, el quiere los záfiros porque saben para que sirven. Y es el único que sabe lo que está pasando por detrás, lo que suma a hacerlo interesante.
- El punto débil de Siegfried. La explicación del punto débil del último de los dioses guerreros, la versión nórdica del talón de Aquiles, funciona en el universo Saint Seiya, pero suma muchísimo más cuando se conecta con la relación entre Shiryu y Seiya y su primer enfrentamiento.
Puntos bajos
- La historia de Hyoga. Natassia, la del país de los hielos es un gran punto bajo. Una historia básicamente al pedo, sin ningún aporte, nada de desarrollo. Es relleno pero a nivel bizcochuelo sin dulce de leche. Relleno a nivel caballeros de acero. No te suma nada. Podés vivir tranquilamente siendo fan de Saint Seiya y evitarlo, a ese nivel.
- La telenovela. Si bien me parecen un buen punto el desarrollo de los dioses guerreros, la repetición del tono de telenovela una tras otra, sin pausas, se vuelve pesado. Thor ama a Hilda. Hagen ama a la señorita Flare. Fenrir ama a los lobos. Mime ama a su padre. Cada historia funciona por separado, pero una viniendo tras otra sin entremezclar otros condimentos es como poner todo lo que tenés en el cajón de las verduras en la misma olla, donde los sabores se empiezan a tapar entre sí.
- Las repeticiones entre productos. Si vas a ver cada uno de estos productos, uno tras otro, vas a apreciar la evolución. Sin embargo, te van a jugar en contra los conceptos y los diseños repetidos. En esto padecen un poco. Las versiones del animé resultan las mejores de alguna forma, pero ver las mismas armaduras, los mismos escenarios, los mismos rostros puede resultar una desventaja para quien quiera consumirlos todos. Y ni hablar si se piensa que algunos conceptos se repiten en otras encarnaciones (como Mime que es Orphee -de la Reencarnación de Eris- y también Orpheus -de la Saga de Hades-).
- La falta de nuevos conceptos. El hecho de animarse a inventar toda una saga, pero la timidez a la hora de aportar al universo de Saint Seiya hacen que no se agreguen nuevos conceptos que perduren en el tiempo. Es verdad que no hace falta que en cada arco se aprenda un nuevo poder o una nueva técnica para vencer al villano de turno al estilo Dragon Ball, pero todas las sagas previas aprovechaban para dar a conocer nuevas aristas de este Universo. Kurumada se encarga muy bien de cubrir este aspecto en los productos bajo su curatoría. Se entiende que en caso Toei no se anime a hacerlo, pero se nota en el panorama general.
- Las técnicas de los Dioses Guerreros. En consonancia con el punto anterior y a diferencia que durante las Doce Casas, las técnicas de los Dioses Guerreros de Asgard no resultan particularmente llamativas. No hay demasiado riesgo más allá de algunos detalles. Al igual que Mime es similar al Orphée del primer OVA (como ya mencioné), el resto son variantes de personajes que ya vimos dando vueltas por el universo de la franquicia. Poca sorpresa en este punto.
Ahora sí, los dejo hasta la próxima parte de esta serie, donde agarramos el cliffhanger final que nos dejan en Asgard, nos sumergimos en el mundo de las profundidades marinas y nos volvemos a encontrar con Kurumada y el manga. Nos vemos en la "Saga de Poseidón", próximamente (¡espero no tardar tanto!).