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La Mante

Policial francés contundente y directo

La Mante

La Mante”, serie francesa, se estrenó en Netflix a principios de este año y consta de tan solo 6 capítulos de una hora de duración cada uno. Creada por Alice Chegaray-Breugnot y dirigida por Alexander Laurent, parece que pasó muy por debajo del radar de los espectadores asiduos a las series por streaming. Una verdadera lástima porque me encontré con un buen policial con muy buenos ingredientes y una historia manejada por un lento y fino estudio de personajes. Un poco de violencia por acá, interpretaciones bien hechas , un morbo retorcido y la ecuación da redonda.

La historia es simple: están ocurriendo asesinatos muy macabros en París y todo parece indicar que se trata de un imitador de una asesina serial, Jeanne Deber (apodada “La Mantis”, obvio) que está en cana desde hace 25 años. Cada asesinato es una copia exacta de lo que esta mujer hizo tantos años atrás. Lo único que desconcierta a la policía es que las víctimas no tienen los antecedentes que las víctimas de La Mantis tenían: violadores, hombres violentos, tipos incestuosos…en fin, lacras sociales que nadie extrañaría demasiado. Jeanne se ofrece a ayudar a la policía a atrapar al asesino al mejor estilo Clarice Sterling/Dr Hannibal Lecter.

Nos encontramos con los dos policías principales de la serie que forman un duo de lo más caótico y al límite de cagarse a trompadas. Dominique Feracci es el policía que encarceló a La Mantis hace 25 años, un tipo con muchas dudas pero con un profundo sentido del deber. La única cagada que se manda es que le pide ayuda en el caso del asesino imitador a Damien Carrot, que resulta ser el hijo de La Mantis: un tipo torturado por los asesinatos que cometió su madre, que no logra escapar del pasado y vive su vida con otro apellido y alejado de cualquier tipo de contacto con ella, haciendo de cuenta que está muerta.

 

La trama es complicada de seguir, hay una variedad de personajes que van apareciendo en cada capítulo (uno de los logros de la serie es el hecho de que en tan solo 6 capítulos logra desarrollar un número considerable de personajes sin hacerlos “huecos”) y los giros del argumento nos dejan con la boca abierta más de una vez. Mentiras, suposiciones y una atmosfera apabullante que no da demasiado respiro.

No voy a negar que la serie se cuelga bastante de otros productos del género. Inevitable es hacer ese paralelismo con “The Silence of the lambs”, esa idea del policía que acude a un asesino despiadado para atrapar a otro aún más despiadado. Pero donde gana terreno la serie es en la estética por un lado y en las actuaciones por otro. Los capítulos hacen recordar a los mejores giallos italianos, esos policiales de los años 70 con asesinos que usaban guantes de cuero negro y policías que iban de acá para allá buscando al asesino, con las ciudades como grandes escenarios y escapes a las zonas rurales. Casi siempre los finales de estas películas eran imposibles de adivinar, otras veces las conclusiones eran casi increíbles y tomadas de los pelos, los guiones no importaban demasiado: el fuerte de las actuaciones, los usos de las cámaras, la fotografía y la violencia como elemento estético. La mantis corre por esos senderos y agrega a la receta un guión, que si bien no es perfecto, cumple como debe ser. Las situaciones son creíbles, el final satisface y, sin spoilear, se presenta turbio y toca un tema en boca de todos hoy en día.

Haciendo mención del otro punto fuerte de la serie, las actuaciones están más que bien. Carole Bouquet encarna a la asesina serial con mirada más fría y calculadora que te puedas imaginar y su papel mete miedo de verdad. La construcción del personaje logra generarnos emociones encontradas durante toda la serie y al final, llegamos a entenderla de manera completa. Fred Testot construye a Damien Carrot como el típico cana torturado y al borde del colapso emocional, con una esposa que lo apoya pero no da a vasto con los mambos del flaco. A riesgo de volverse tan solo una cara triste, su personaje va evolucionando con el correr de los capítulos, o a decir verdad, involucionando bajando siempre un escalón más hasta el final revelador.

A diferencia de los policiales norteamericanos, los productos franceses que tocan estas temáticas se toman su tiempo, si bien en 6 capítulos se podría llegar a pensar que la historia se va a apresurar pero la serie da una sensación de que resulta ser “más larga” de lo que en realidad es. Y a pesar de esto, no sobra ni falta nada, todo está ahí.

Si te gustan los buenos policiales y las series con buenas interpretaciones o estás buscando salir un poco del mainstream norteamericano, La Mante es una muy buena opción.

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Escrito por:
Tomas Bianchi
Tomas Bianchi
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